
¡Hola!
Primeramente déjame que te dé las gracias si has llegado hasta aquí. Tengo que decir que es un día doblemente especial para mi, primero porque después de casi dos años en el horno por fin estreno web, y segundo, porque hoy es mi aniversario (¡y fiesta nacional autoproclamada por mi misma!) así que va a ser un día lúdico-festivo, de pasear por mi ciudad café en mano y de observarla con otros ojos (oye, que me ha gustado a mi siempre lo de cumplir años, debo de ser un especímen extraño). Así que como entenderás es un bonito día. J
Y dirás, ¿dos años para definir una web? Pues sí, y te tengo que decir que ha sido así porque ha habido mucho de autosabotaje, autoexigencia y perfeccionismo (suena de fondo música de confesionario). Una y otra vez me marcaba una fecha para su publicación y una y otra vez la anulaba justificándome a mi misma entre otras cosas que las fotos publicadas debían ser mejores, que los textos necesitaban un repaso, o que simplemente las imágenes de mi misma ya no se correspondían con lo que quería transmitir, por ponerte varios ejemplos. Hasta que un día te levantas, observas la lámina que tienes en el estudio (la que encabeza este post) y piensas, “déjate ya de chorradas”. Y lanzas por fin la dichosa web.
Y a pesar de que es imperfecta y de que cambiaría más de dos y tres cosas, qué narices, realmente me gusta. Mucho. Sinceramente, no puedo estar más feliz de haberla publicado. POR FIN.
Como dice mi querida amiga Irma, “parálisis por análisis never ever”. Qué le vamos a hacer si una tiene cierto nivel de perfeccionismo…